Los veranos…

12/08/2016
by rebeca.soignie

Cuando trabajas en animación sociocultural o en ocio y tiempo libre los veranos no son nunca veranos del todo. Cuando trabajas con peques, sus vacaciones no son nunca tus vacaciones. A veces los días se escapan entre actividad y actividad y llega septiembre mientras reflexionamos sobre el hecho de que “nos falta un verano”.

Mis veranos no se parecen a los del resto de la gente (excepto colegas de profesión). Dependen del tiempo, pero no para ir a la playa, sino para pensar en qué hacer con 10 leones enjaulados en un aula cuando lo que más quieren es estar a sus anchas disfrutando del aire libre. Mis recuerdos de verano no suelen incluir días de sol y playa y fiestas de prao, porque dependes un montón de las actividades que salgan. Obviamente, existen los fines de semana, y algún que otro día de descanso, pero cuando llega diciembre y todo el mundo piensa lo bien que estaba en la playita… son recuerdos que no comparto al 100%

Y, entonces… ¿qué son los veranos?

Los veranos son descubrimientos: nos conocemos más y conocemos los espacios de nuestra ciudad. El verano es descubrir que hay algo llamado participación que a veces nos cuesta mucho porque supone escuchar a la gente y tomar decisiones cuando no estamos acostumbrados a que nos lo permitan.

Los veranos son peques diferentes: familias diversas, educación alternativa, procedencia variada y una macedonia de emociones y sensaciones que hacen que aprendamos en cada momento. Los días se van analizando: cómo soy yo y cómo me relaciono con personas diferentes, así como aceptar que no soy siempre la misma persona.

El período de verano son luchas de harina, batallas campales con los aspersores, apropiarnos de la calle, de los espacios que normalmente no son nuestros. Las mañanas del verano se pasan imitando a Picasso, descubriendo misterios, graffiteando, aprendiendo a cultivar…

Las mañanas de verano empiezan cuando estamos medio dormidos/as y nos planteamos qué va a deparar el nuevo día. Cuando preparamos una sorpresa para ese amigo o amiga especial que hemos conocido el día anterior, cuando las familias se involucran y forman parte de la actividad, cuando alguien quiere compartir un bizcocho o una tarta de chocolate.

Mis días de verano se mueven entre el aprendizaje constante de quien menos te lo esperas, las ocurrencias de gente pequeña, soluciones fáciles a un problema que tu ves dificil. Hubo días de verano que pasamos jugando con cajas de cartón y poliespan, creando casas y espacios imposibles, olvidando tecnología y cosas caras. Incluso, podría contarte la emoción de salvar a un huevo de espachurrarse contra el suelo (ese Spiderhuevo!!); hay días que hablamos de todo, hay días que no se habla.

Cada verano es desaprender lo que creí aprender los otros nueve meses, poner en juego valores y asumir que la vida es un constante fluir entre lo que crees saber y lo que otras personas te enseñan, no importa en tamaño que tengan 😀

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