Punto (y final?) a mi experiencia como voluntario
El pasado mes de Enero llegó el momento de despedirme de Hungría y de mi experiencia como voluntario europeo tras un año. Aunque me llevaba preparando mentalmente para ello durante algo más de un mes, no dejó de ser difícil hacer las maletas y poner de nuevo patas arriba mi vida volviendo a casa tras 12 meses en el extranjero.
En la maleta me traje mucho más que cosas materiales, pues conmigo venía el recuerdo de todas las personas que conocí durante este año, de todos los países que visité y, en definitiva, de todas las grandes experiencias que he vivido y que me han cambiado a nivel personal y también han supuesto un paso adelante en mi carrera a nivel profesional.
Mi participación en el Cuerpo Europeo de Solidaridad vino en el momento perfecto, justo tras acabar mis estudios, y realmente me ha servido para conocerme mejor y formarme una idea más clara de lo que quiero hacer con mi vida. El paso de la vida de estudiante al crudo mercado laboral es desde luego complicado, y creo que tener una experiencia de voluntariado puede ser enriquecedor desde este punto de vista, como paso intermedio y como valor añadido a tu curriculum.
La última cosa que se vino conmigo desde Hungría es el aprender de los errores y ahora veo como determinadas cosas prejuicios en mi cabeza eran erróneos. Mi consejo para alguien que esté interesado en participar en esta iniciativa es centrarse en el proyecto y el valor que puede tener para ti y no tanto centrar la busqueda en determinados países. Lo importante es participar y hacerlo con ganas y mente abierta.
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