Nerea Gutiérrez: 10 días en Bursa, 240 horas de aprendizaje

10/03/2015
by rebeca.soignie

Meses después de vivir diez días únicos en Bursa ha llegado el momento de reflexionar sobre lo que allí vivimos. Cuatro países, un pueblo universitario, mucho calor y un programa cargado de actividades fueron las piezas necesarias para que el proyecto ‘Sports Without Conflict’ saliese adelante de la mejor manera posible.

Un grupo de 32 jóvenes que contaba con ocho italianos, ocho croatas, ocho turcos y alguno más que por allí andaba, comenzaba con ilusión y ganas un intercambio juvenil en agosto de 2014. El emplazamiento, la residencia universitaria Çağdaş, en el pueblo de Görükle, perteneciente a Bursa pero a unos kilómetros de la ciudad. Diez días por delante para aprender, compartir, hacer deporte, enriquecernos y disfrutar.

Como en todo intercambio juvenil, cada día hacíamos una cosa diferente, alternando las actividades de grupo en la residencia con las de deporte al aire libre, además de las lúdicas. Así, hicimos, por ejemplo, debates sobre la violencia en el deporte, las malas prácticas, dinámicas para tratar de buscar soluciones y puesta en práctica de éstas, lluvia de ideas sobre posibles causas de los conflictos, compartimos los más notorios en nuestros países e hicimos, también, presentaciones sobre éste tema por grupos de país. Sin duda, prácticas que nos hicieron romper estereotipos, darnos cuenta de que lo que ocurre en nuestro país ocurre en muchos otros sitios, y reparar en que es un conflicto real, que puede tener consecuencias importantes y que es muy importante educar para evitarlo.

Además, casi todos los días podíamos practicar deporte: un día tenis, otro bádminton y fútbol, día de piscina, voleibol, baloncesto, trekking… Necesitábamos litros y litros de agua para no deshidratarnos por el calor y la actividad.

Más allá de todo esto y saliéndose un poco del planning del programa, un día hicimos un tour en yate, con diferentes paradas en la costa, amenizado con música turca durante todo el viaje, lo cual nos animó a bailar con la gente local y aprender, de esta manera, los bailes tradicionales. Otro día, nos llevaron de visita a un pueblo precioso originario de la época otomana, Cumalikizik, con todas las casas y las calles empedradas y con un mercado donde las mujeres salían a vender collares y prendas de vestir hechos a mano, souvenirs, dulces caseros y un sinfín de cosas más. El último día, como broche final, fuimos a pasar el día a Bursa, la gran ciudad. Primero tuvimos una charla con el vice alcalde, que nos invitó a té –como es tradición en el país- y nos dio unos detallitos, y luego tuvimos la tarde libre para hacer cuanto quisiéramos. Por cercanía y comodidad nos quedamos todos por la zona del Bazar de la Seda, visita obligada en Bursa.

Cada noche, un país organizaba su noche cultural, con juegos, vídeos, comidas y bebidas típicas, bailes, presentaciones variadas… La mejor manera de pasarlo bien después de un día agotador y de seguir compartiendo curiosidades sobre nuestras culturas, pertenecientes a un mismo continente pero tan diferentes a la vez. Por supuesto, el grupo asturiano, acompañado de la sidra, no defraudó a los participantes.

Un 25 de agosto decíamos adiós camino del aeropuerto completamente seguros de haber aprendido mucho y crecido más, con ganas de repetir y disfrutar.

Leave a Comment